miércoles, 17 de junio de 2009

Más y mejor educación para salir de la crisis ...


Este es el titular que nos regalan en Soitu en su especial de actualidad de hoy. Y es que se nos plantea una ardua reflexión de hacia donde debe ir el modelo de educación que queremos para nuestros jóvenes viendo que lo hecho hasta ahora no parece haber servido.
Más financiación, más profesores, más recursos ... es lo que algunos reclaman. Pero hay voces que desde hace mucho tiempo reclaman conceptos tan en voga ahora como la innovación, la tecnología y el cambio metodológico de impartición de clases y contenidos. Destacaremos la Fundación Cotec.
He aquí un extracto de la noticia:

"Fue en el Debate del estado de la nación cuando todo este discurso empezó a aparecer con fuerza. Poco después, cuando el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, presentó en el Congreso sus planes educativos para lo que queda de legislatura, también pareció haberse dejado empapar por todas estas ideas y apeló a reunir esfuerzos para construir una nueva economía con la que salir de la crisis, una economía con el conocimiento como bandera, basada en el desarrollo sostenible y la innovación.

Bienvenidos al club, el discurso no es nuevo. "Esto es algo de lo que llevamos hablando más de 15 años", indica Juan Mulet, director general de la fundación para la innovación tecnológica Cotec. Y es que toda esta filosofía de hacer del conocimiento el principal brazo armado de una economía competitiva del continente es la que ha planeado sobre todo el proceso de Bolonia, la controvertida reforma de la educación superior que pretende homologar los títulos en el conjunto de la Unión Europea. Aparece también en la llamada 'Estrategia Lisboa' y en infinidad de documentos comunitarios, que desde hace años marcan esta línea estratégica. Y es, precisamente, uno de los puntos que más oposición ha levantado entre la propia comunidad universitaria, que se opone a representar este nuevo papel que se le asigna.

Este pasado fin de semana el tema ha vuelto a salir a relucir. Gabilondo pidió al Gobierno una mayor inversión en educación para salir de la crisis. "Sólo se saldrá de ella a través de unos procesos que van en la dirección de la educación, la cultura, la ciencia, la investigación y el desarrollo", dijo citando la letanía de conceptos mágicos. Sin embargo, todas estas palabras cargadas de buenas intenciones se pronunciaban sólo un día después de que el Consejo de Ministros hubiera anunciado que los Presupuestos Generales del Estado para 2010 se reducirían en un 4,5 por ciento con respecto a los de este año.

Un problema de dinero y de cultura

¿Entonces? Algo falla en la ecuación. Porque la universidad española no se caracteriza precisamente por ser puntera en esta misión que se le encomienda. Y autoridades universitarias como el propio Gabilondo cuando ocupaba su asiento el frente de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) siempre han advertido de que los cambios que Bolonia pone sobre la mesa a las universidades europeas no se pueden producir a coste cero.

Es decir, que si queremos que la universidad cambie y que acometa la llamada 'Tercera misión' (el reto de la Transferencia del conocimiento a la sociedad), hace falta invertir en su mejora. Por ejemplo, para el diputado del PP y portavoz en la Comisión de Ciencia e Innovación, Gabriel Elorriaga, el esfuerzo de financiación dedicada a la Estrategia Universidad 2015, la iniciativa del Gobierno de España encaminada a la modernización y la excelencia de las universidades españolas, es más que insuficiente.

"Necesitamos recursos, profesorado, laboratorios", opina. "La masificación impide dar la enseñanza que necesitamos, cuya calidad es bajísima", indica Elorriaga. Y lo cierto es que los exámenes nos sacan los colores. Por ejemplo, en la evaluación de calidad que el Lisbon Council hizo a los sistemas universitarios de los países avanzados, España ocupaba el último lugar de las 17 estados analizados. Una de las soluciones que se han propuesto para reducir la brecha e introducir el dinero que ningún Gobierno parece dispuesto a invertir es apostar por sistemas mixtos de financiación de la educación superior, en los que las fuentes de financiación privadas que se combinen con las públicas.

Pero esta fórmula vuelve a chocarse de frente con las reticencias de la propia comunidad universitaria, que percibe en las intromisiones del sector privado una verdadera amenaza de mercantilización que ponga en peligro la pureza del conocimiento. La tercera misión se resiste: "No es lo mismo hacer ciencia que transferirla, la universidad no está preparada para ello todavía: hay que cambiar las actitudes, la forma de enseñar, de transmitir", resume Mulet. Por otra parte, aunque existen experimentos exitosos, la comunicación entre la investigación que se produce en las facultades y la empresa sigue siendo poco fluida, según Elorriaga. Por ello, para ambos, se trata más de una cuestión de cambio de cultura que de esa financiación que Gabilondo pide y que tampoco se sabe muy bien de dónde va a salir. A pesar del mantra." Fuente: Soitu.es

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